martes, 28 de noviembre de 2017

El espejismo del PLD.

Por. Luis Columna Solano. Politólogo.

A falta de una amenaza real y efectiva de oposición política, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se ha creído invencible, a juzgar por los movimientos internos que sacuden a la organización política que en su día, Juan Bosch, líder histórico catalogó como su mejor obra entre muchas.

El partido oficial al parecer, está cansado de gobernar y lucha desde adentro para forzar una salida degradante e humillante del Palacio Nacional, tras 16 años de triunfos consecutivos  y con dos de los mejores presidentes desde el nacimiento de la República en 1844. Hoy tenemos un PLD capaz de repetir los errores de otros partidos y reinscribir la historia del desorden y la desorganización política que fulminó al glorioso y emblemático Partido Revolucionario Dominicano (PRD), también fue fundado por Juan Bosch en 1939 y que confinó al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) a un reducido grupo de altos dirigentes, pero sin base.

Si el PLD y el Gobierno estuvieran un partido de oposición controlando sus ejecutorias, como ocurría en sus tres primeros gobiernos, todo el partido estaría unificado menos en el Comité Político para conservar el poder. Sin embargo no es  así.  Ahora tenemos a un PLD afilando cuchillo para su propia garganta y lo peor de todo, es que no son capaces de verlo, dado que el coqueteo constante con el poder, los ha hecho sufrir  de crisis de percepción de la realidad objetiva. Un falso reflejo que les hace creer que  por cualquier vía y con cualquier candidato, pueden retener el poder en el 2020.  

Por eso vemos a ciertos sectores del peledeismo propinando codazos, empujones y provocaciones al otro por coyuntura de transitoriedad en el uso del poder y todos los beneficios que este te proporciona, ignorando que el otro grupo también tiene experiencia en las mismas prácticas y que al final, filo con filo, con se cortan.

Igualmente podríamos entender que no son precisamente los protagonistas de ambos grupos quienes promueven las acciones de sus seguidores y colaboradores más cercanos, pero el sentido común nos dice, que ellos (DANILO Y LEONEL),  son consiente de todo lo que ocurre en su entorno, aunque algunas veces, se le escapan de control. Recordemos que el ex presidente Joaquín Balaguer dijo durante una crisis social en su Gobierno a raíz del asesinato del periodista Orlando Martínez, que al lado de un presidente, coexisten fuerzas incontrolables, pero necesarias.   

No obstante a lo dicho por Balaguer, tanto Danilo como Leonel, deben hacer un ejercicio de reflexión interna y pensar más en los millones de simpatizantes de su partido, la suerte de cientos de miles de miembros que forman parte del organigrama estatal y sobre todo, en el bienestar del pueblo dominicano, en caso de un desenlace fatal de la necesaria unidad partidaria.

El presidente Medina ha manifestado en varias ocasiones que no optaría por una segunda reelección consecutiva y debemos creerle y tomarle la palabra, pero también debe ser entendible, que de no permitir que sus seguidores lo aclamen, proclamen, presionen y postulen, seria experimentar precozmente el síndrome de la soledad del poder.. Un sentimiento desagradable que acaba con el autoestima de cualquier gobernante por más popular que haya sido.

No se entiende la razón del por qué una parte importante del partido y del Gobierno, ven al ex presidente Leonel Fernández como una amenaza a sus intereses particulares y de grupo, si una de sus mayores virtudes del ex presidente de la República y presidente del PLD, es ser un hombre capaz de perdonar al más feroz de sus enemigos, que dicho sea de paso, no están dentro de su partido.

En consecuencia, lo más saludable para esa organización morada, es dejar fluir la democracia interna y permitir que todos los aspirantes presidenciales, puedan concurrir a un proceso de escogencia, acorde con sus estatutos y las leyes de la República. Es por ello que se les sugiere a ambos líderes, en especial al presidente Danilo Medina en su condición de Jefe del Estado, dejar sin efecto el debate en torno al modelo de primarias en el discutido proyecto de Ley de Partidos y Organizaciones Políticas.


Lo más recomendable a los intereses estratégicos del PLD, sería dejar las cosas como están y concentrarse en la obra de gobierno  de Danilo y al mismo tiempo, ir trabajando democráticamente las pre-candidaturas de cara a obtener con el favor de las bases, una candidatura presidencial fuerte con el partido unido como única garantía de retener el poder en mayo 2020.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

El Principio de Continuidad del Estado y la JCE.


Por Luis Columna Solano. Politólogo. @lcolumna

Leyendo la prensa digital sobre la deuda que una empresa española reclama a la Junta Central Electoral y posteriormente, la denuncia que hizo el presidente del organismo comicial y rector del registro civil, de que los equipos adquiridos por la institución a dicha empresa no son válidos, somos de opinión que el principio de continuidad de Estado debe prevalecer, sin que ello signifique de forma alguna, cubrir un fraude o inmoralidad en el uso de los recursos  del Estado.


Esta empresa que responde al nombre de “Indras Sistema” reclama a la Junta el pago de cerca de catorce millones de dólares, específicamente $US13.927.931 dólares por incumplimiento de contrato y lo hizo según información ofrecida por la Junta, a modo de notificación legal, amparada en el Convenio de reciprocidad de Inversión Extranjera entre el Reino de España y República Dominicana.  

Este último punto, es el que produce mayor preocupación, dado dos aspectos fundamentales: 1ro. España es miembro de la Unión Europa y un conflicto comercial de incumplimiento de pago con España, es directamente afectar cualquier tipo de inversión extrajera de los 28 Estados miembros  de un club que se protegen entre sí y 2do. En nuestro país, es costumbre la vulneración del citado principio de Continuidad, una mala práctica reiterativa a todos los niveles del organigrama estatal, consecuencia directa del por qué seguimos siendo un país tercermundista, subdesarrollado o en vía de desarrollo.

 El Pleno de la Junta Central Electoral  (JCE), no debió esperar el cobro compulsivo de esa deuda, para denunciar que los famosos equipos informáticos instalados por esta empresa, no sirven para nada y que no podrán ser usados para el proceso venidero del año 2020. Debió hacerlo oportunamente y no tras el reclamo financiero, pues se podría caer en malas interpretaciones.

No dudamos de la solvencia moral del actual presidente de ese organismo comicial, máxime que fue elegido con gran respaldo popular para un puesto institucional, que ya había ocupado durante el cuatrienio 2006/2010, sin embargo, es más de lo mismo que en nuestro país, el funcionario público actual, acuse de corrupción al antecesor, o le culpe de los problemas que posteriormente enfrente la institución que dirige y  es por ello que quiero advertir  de las nefastas consecuencias que afrontan los países que carecen de una sólida seguridad jurídica, en un mundo cada vez más globalizado.

España a diferencia de República Dominicana, tiene integrado  a su Hacienda Pública a través de la Agencia Tributaría, las inversiones de las empresas españolas de capital privado en cualquier lugar del mundo, y por ellos tributan impuestos de forma obligatoria y en consecuencia, su servicio diplomático y consular, se implica a fondo en este tipo de Litis. Es la explicación de la presencia activa del Embajador español  en el tema y su reunión con el presidente de la Junta Central Electoral.


La Junta Central Electoral ha tenido veintiocho presidentes desde Alejandro Wos Gil (1923/1924), hasta Julio Cesar Castaño Guzmán (2006/2010 y 2016-2020) y el progreso ha sido zigzagueante. No ha llevado siempre un camino recto, pero aun así, hemos ido progresando hasta tener mayor confianza en los resultados electorales y mayor ordenanza y modernización de los servicios del orden civil y por vía de consecuencia, mayor legitimidad institucional y eso hay que cuidarlo como una tacita de oro.


Nadie puede negar los avances tecnológicos e institucionales que ha experimentado la Junta Central Electoral durante los últimos diez años, donde Roberto Rosario Márquez fue presidente de la Cámara Administrativa, siendo precisamente Julio Cesar Castaño Guzmán, presidente entonces del organismo hasta que fue elegido presidente de la Junta por el Senado de la República.  

Un detalle que no podemos pasar por alto y que suponemos tampoco se le ha pasado el doctor Julio César Castaño Guzmán, es que  la también miembro titular del actual pleno, doctora Rosario Graciano, formó parte del pleno anterior que dirigió Roberto Rosario y su honorabilidad  es incuestionable. Ella al igual que el doctor Eddy Olivares y otros dos ex titulares, certificaron aquel contrato de compra de los escáneres y demás equipos a la empresa española.

Ahora bien, las declaraciones del doctor Eddy Olivares sobre que advirtió por escrito que era de opinión que el conteo de los votos en las pasadas elecciones, deberían hacerse de forma manual y no por los escáneres, es todo un ejercicio de irresponsabilidad, dado que según los cuantiosos recursos  económicos y humanos invertidos y reclamados al Estado para la celebración de aquellas elecciones, no se correspondía con un método ordinario como el conteo manual.

 Ahora la  situación está  manos de la Cámara de Cuentas a sugerencia de la Junta, pero al margen de todo y tomando en consideración que la responsabilidad penal es individual,  no debemos perder de vista que está en juego la seguridad jurídica del país en materia de inversión extranjera, y eso hay que cuidarlo y dejarlo fuera del juego político de echar constantemente la culpa al que se fue.


Bueno recordar que preocupado por lo antes expuesto, la República Dominicana en su Constitución del 2010, ordenó un dialogo con los agentes económicos y sociales entre los que no faltaron los partidos políticos, para la final aprobación de la Ley 1-12 sobre “La Estrategia Nacional  de Desarrollo al 2030” y la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), igualmente ha puesto en marcha desde el 2015, la agenda 20-30 como Estrategia de Desarrollo Sostenible para el planeta. 


viernes, 10 de noviembre de 2017

OPINION: El PLD debe dejar el tema de las primarias

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EL AUTOR es politólogo. Reside en Europa.
Gran parte de la ciudadanía está muy pendiente de las resoluciones emitidas por el Comité Político cada vez que este órgano de dirección del Partido de Liberación Dominicana se reúne y esto es anormal, dado que la vida interna de un partido, no debe condicionar la vida de todo un pueblo.
Ahora témenos al PLD inmerso en una discusión estéril, que lo conduce hacia un camino a ninguna parte o, al menos, a nada bueno respecto a sus intereses de cara a permanecer en el poder más allá del 2020. Ese tema de la Ley de Partidos respecto al punto de primarias abiertas o cerradas, debe ser ventilado en lo que respecta al partido oficial, de forma directa por el presidente de la República y del Partido, Danilo Medina y Leonel Fernández exclusivamente.
Ellos, que precisamente son en la actualidad, junto al ex presidente  Hipólito Mejía, los políticos más profesionales del escenario actual, tras la desaparición física de figuras como, Juan Bosch, Joaquín Balaguer, José Francisco Peña Gómez, Hatuey De Camps, Jacinto Peynado, Carlos Morales Troncoso, entre otros no menos importantes, le corresponde dar luz a la oscura situación del partido oficial.
El PLD y su liderazgo compartido deben devolver a la Comisión Bicameral del Poder Legislativo, el protagonismo que le ha quitado el Comité Político y la lucha grupal en el seno del mismo.  Esto así porque el tema de la Ley de Partidos, no es exclusivamente vinculante al PLD y sus aliados, sino al conjunto de partidos y organizaciones políticas registradas o reconocidas por la Junta Central Electoral y las ordenanzas de la actual Ley Electoral 275/97 que regula todo lo referente a lo electoral.
Supongamos que el PLD, en un ejercicio democrático interno, aboque al Comité Político a deliberar y luego votar a través de cualquier método, la decisión oficial de la organización respecto a las primarias.  Que usted cree que podría pasar? Para mí hay varias posibles respuestas y ninguna favorece al PLD.
En primer lugar, El Comité Político debe, de acuerdo al complimiento de sus propias resoluciones, respetar el firmado el 19 de abril del 2015, en este caso, el punto  siete que dice lo siguiente: “7- Acoger el criterio de que las decisiones que sean tomadas por el Comité político del PLD sean en base al consenso de los integrantes de ese organismo, y en su defecto, será necesaria las tres cuartas partes de la matrícula del mismo.”
Según se desprende de este punto, para que Leonel o Danilo pueda imponer su criterio interno, debería contar al menos con 27 miembros de ese órgano de dirección del Comité Central y  en cualquier caso, no conviene pasar la aplanadora, pues el equilibrio es un requisito sine qua non, o indispensable para retener el poder en las elecciones generales del año 2020.
En segundo lugar, aunque el PLD y su liderazgo compartido lograran ponerse de acuerdo y levantar la mano en la misma dirección respecto al tema en cuestión, no sería sano para el sistema de partido, aprobar unilateralmente un proyecto de Ley como el de Partidos y Organizaciones Políticas, sin el consenso de las demás fuerzas restantes y mucho menos, sin el concurso del principal partido de oposición.
Por las razones antes expuestas, somos de opinión que aquellas personas amigos,  y colaboradoras tanto del presidente del partido Leonel Fernández como del presidente de la República Danilo Medina, deben de abstenerse de emitir opiniones y juicios de temas que muchas veces no conocen. Hacen simplemente como los loros, que no es que sepan hablar, sino que repitan lo que escuchan.
El PLD debe pasar página y dejar la pelota en manos de la Comisión Mixta Bicameral del Congreso Nacional, para que sean ellos los que reúnan el consenso necesario para alcanzar finalmente la aprobación de la importante pieza legislativa, que sobre esa misma base, vendría a corregir en parte, las grandes debilidades del sistema de partidos dominicano, permeado por el dinero, tráfico de influencia, amiguismo, clientelismo, nepotismo y populismo.
 Un regreso del ex presidente Leonel Fernández al poder en el 2020, está estrechamente vinculado a dos circunstancias. La primera, es sobre la base de la unidad monolítica de todos los cuadros y organismos del partido en torno al candidato y segundo: Una plena disposición del jefe del Estado y su Gobierno en implicarse en la campaña hasta la victoria.
 De Igual manera un proyecto continuista o reeleccionistas de parte del presidente de la República Danilo Medina para continuar más allá del 2020, debe implícitamente contar con la primera condición y tampoco sería posible sin el concurso del presidente del partido y su grupo político. Matemáticamente los números no cuadran.
Paradójicamente parece una contradicción hablar de presidente del partido y al mismo tiempo decir, su grupo político, pues en teoría, un presidente de algo, así sea una empresa privada, en este caso un partido político, no debería tener tendencias, pero es que en República Dominicana dos y dos, no son cuatro, máxime si se habla de activismo político.
Aquellos que asesoran a uno y a otro de que echen el pleito y que lleguen hasta las últimos consecuencias en la lucha por el poder, no se dan cuenta que realmente están  afiliando el cuchillo para su propia garganta, pues al PLD en un escenario de confrontación o calentamiento entre las relaciones de ambos líderes, lo que le espera, es irremediablemente la oposición y vaya usted a saber a donde iría a parar esa organización.
 Lo que procede en este momento es limar aspereza y propiciar encuentros privados entre ellos, como única vía de entendimiento entre dos grandes de la política nacional.
jpm