Por
Lic. Luis Columna Solano/ Politólogo.
Desde que una parte importante de la ciudadanía dominicana decidió
participar en una protesta colectiva bajo los argumentos del fin de impunidad y
la corrupción, República Dominicana ha experimentado un fenómeno de ebullición social
conocido como “Marcha Verde”, movimiento que ha recorrido las principales
provincias del país, así como emblemáticas calles de la ciudad capital y en
algunas ciudades del exterior.
Sin embargo esta noble iniciativa ha sido desvirtuada y
sacada de contexto, en el mismo instante que decidió dirigir sus ataques al
presidente de la República Danilo Medina y al gobierno central, como si los
reclamos que se hacen pueden resolverse con
la emisión de un decreto. En tal sentido, este movimiento ha pasado de ser social
y reivindicativo, en el entendido de un reclamo de algo al que se tiene derecho,
pero que les ha sido arrebatado a la ciudadanía, para convertirse en iniciativa
político/ electoral.
Lo primero que deseo hacer para confirma esta apreciación,
es comparar el movimiento Marcha Verde dominicano, con el movimiento 15-M de
Madrid, España, año 2011 que concluyó con la creación del partido político PODEMOS.
Igualmente hacer dicha comparación con los movimientos de protestas que
actualmente escenifica la oposición política venezolana al gobierno del
presente Nicolás Maduro.
Al concluir la lectura del párrafo anterior, quizás algún lector
se podría preguntar la razón o punto de inflexión que nos lleva a enlazar estos
tres acontecimientos, dos regiones y un europeo y la repuesta está en que los
tres han aplicado el mismo modus operandi como método o manera especial para
conseguir un fin, que en este caso, es desplazar del poder al presidente de
turno.
Nosotros, personalmente como cualquier otro ciudadano, nos
mostramos de acuerdo con el fin de la corrupción y la impunidad, no obstante
debemos puntualizar que ambos factores son endémicos de toda sociedad humana,
como lo es la cizaña y el trigo, los cuales crecen juntos, pero al final son
depurados. Esos males han existido y seguirán
existiendo hasta el fin de la humanidad, pues de lo contrario, no tendría sentido
tener un sistema de justicia compuesto por policía, fiscales, jueces y cárceles.
Una de las razones que nos llevan más que a sospechar, a afirmar
los planes conspirativos y políticos de los organizadores de la Marcha Verde,
es el nivel de organización de la misma. No así su innegable poder de convocatoria.
Otra es la inclusión en el mismo de los mayores afectados, que son los líderes
de oposición que están viendo como otros les están como se dice popularmente, “comiéndoles
el caramelo” en la búsqueda del poder de cara a futuras elecciones.
Los autores intelectuales de “los verdes”, son los mismos
que por décadas han estado asesorando y dirigiendo la oposición política electoral
al Partido de la Liberación Dominicana, en el poder desde el 2004 de forma
ininterrumpida. Esos intelectuales de pluma y pensamientos finos, han visto
como necesario cambiar el estilo de lucha por el poder y controlar el destino
del país, con el factor añadido del apoyo táctico de ciertos sectores
empresariales, industriales y financieros a quienes un cambio político en la
conducción del Estado, podría beneficiarles.
En Venezuela por ejemplo, la oposición al chavismo como
revolución socialista, ante el fracaso de volver al poder por vía electoral, ha
optado por el desconocimiento del gobierno, los dictámenes judiciales y el uso de la violencia, protegidos por una
campaña internacional de un grupo de países que no han podido hacer coca en Venezuela
y que un cambio de rumbo político igualmente que en dominicana, les generarían grandes
ganancias.
En España aquel sano y limpio movimiento 15-M que mostró al
mundo la indignación de un amplio sector de la sociedad española por los
efectos de la crisis económica y financiera, concluyó en la creación de un
partido y un millar de burócratas que han llegado a las instituciones sin
planes de desarrollo. Ese mismo partido, minó las bases del entonces principal
partido opositor (PSOE) y es lo que ahora, los viejos y nuevos líderes de los
partidos emergentes dominicanos, tratan de evitar con su presencia en la marcha
verde.
Por estas razones entendemos que quizás el Partido de la
Liberación Dominicana posiblemente dé un cambio en su estrategia de ignorar y
no enfrentar dicho movimiento y en cambio, decida hacer uso de su derecho
ciudadano, enviando a sus cuadros diligénciales a participar en igualdad de
condiciones que los del PRM, Alianza País y otros partidos emergentes. Por su
parte, el gobierno central del presidente Danilo Medina debe seguir trabajando
y sin distracción, dando respuesta a los males que aquejan a la población.