martes, 23 de julio de 2019

Se acabó la diversión. Llegó el comandante y mandó a parar.


Se acabó la diversión. Llegó el comandante y mandó a parar.  
Autor: Lic. Luis Columna Solano/politólogo


Con el anuncio del mandatario dominicano Danilo Medina de que no buscará optar por una segunda reelección consecutiva para un tercer periodo, se puede afirmar que el país desde anoche o más bien, desde ese mismo instante,  ha bajado su tensión.


Al presidente hay que reconocerle cierto valor al lograr superar los encantos del poder y más cuando se tiene un conjunto de cercanos y altos colaboradores solicitando que continuase o siguiese en esa dirección. Para el jefe del estado, ese anuncio significa que su nombre quedará limpio ante la historia que más de uno quisieron torcer, ignorando que la misma ha de ser escrita tal y como acontecen los hechos.

Danilo Medina con firme decisión de respetar la Constitución que él mismo promulgó, ha subido al púlpito de los grandes estadistas que han gobernado nuestro país y mantiene intacto aquellos valores y principios que no da el poder, sino la persona y la sociedad. El presidente habló alto y claro. Dijo que espera que el liderazgo político nacional sea responsable y mantenga el actual estado de bienestar que exhibe nuestra economía, la cual describió como la perla de la región, al mantener un crecimiento constante sobre el 7% del Producto Interno Bruto.(PIB)

Ahora la lucha política ya no es institucional ni de estado, es interna en los partidos políticos, especialmente en los mayoritarios y entre ellos, los dos principales. El oficial Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y Partido Revolucionario Moderno (PRM), quienes el próximo día 6 de octubre tiene una cita como el pueblo en sendas primarias con dos modalidades. Las primarias abiertas para el PLD y las cerradas para el PRM. Ambas monitoreadas por la Junta Central Electoral (JCE).

En tal sentido, al presidente en esta etapa, no se le puede pedir imparcialidad.
Danilo ahora tiene todo el derecho y consorte a una parte de su discurso de anoche, de no ser un ente de equilibrio en este proceso y tomar partido a favor de uno de sus seguidores y actuales pre-candidatos, quienes aspiran tener su bendición o ser señalado directamente por él como su heredero a sucederle como inquilino en el Palacio Nacional; sin embargo, Medina como gran armador político y alto conocedor de los últimos acontecimientos ocurridos en países de como Ecuador, Brasil y Colombia, donde los presidentes apoyaron a sus ex ministros que luego les persiguieron e intentaron destruir o desprestigiar sus obras gobiernos, apostar por una entendimiento como el ex presidente Leonel Fernández en aras de garantizar un gobierno de unidad nacional.

De ahí el refrán que dice que “es mejor un malo conocido que un bueno por conocer”. Es posible que a pesar del presidente haber dicho  en su discurso que la campaña o resistencia que le aplicó el sector del ex presidente Leonel Fernández sito: “tenían como único objetivo minar el amplio apoyo popular con que cuenta nuestra  su gestión y evitar cualquier competencia para el proyecto político que intentaba de imponer un sector minoritario del PLD” exista la posibilidad de un entendimiento entre ellos que unifique al partido y restablezca la autoridad a sus organismos de dirección y cargos institucionales como la presidencia del partido, la secretaría general y el comité político y central.

 El PLD en esta lucha llegó muy lejos, pero no lo suficiente como para aniquilarse por no ponerse de acuerdo. Leonel al igual que el presidente Danilo, es un hombre de mente fría y pensamiento profundo. Son políticos mecha larga como se define el propio presidente. Solo haría falta una cumbre entre ellos sin intermediarios que logre un pacto político con sentido de estado, pensado en el país y su futuro.  Para eso ambos deben poner sobre la mesa sus diferencias personales y firmar un acuerdo programático que incluya un gobierno compartido y un partido renovado.

Dicho acuerdo podría ofrecer al partido la oportunidad de no realizar primarias y elegir a Leonel como candidato por aclamación tal y como se hizo con Danilo en el 2016, dado que ninguno de los actuales pre-candidatos le ganaría a Fernández ese proceso a dos meses y pocos días del certamen el 6 de octubre. A cambio Leonel Fernández y el Comité Central podrían plantear un congreso extraordinario que renueve la presidencia del partido para que la misma recaiga en Medina y la elección de un nuevo secretario general. Así mismo consensuar entre ambos, las personales que ocuparían las reservas de candidaturas anunciada a la Junta. De igual forma recomponer el Frente Progresista con la vuelta de algunos partidos y líderes emergentes y continuar el progreso y la estabilidad del país. 

lunes, 22 de julio de 2019

Exhortación a la Junta Central Electoral y al Congreso Nacional sobre los nombres propios en República Dominicana.

Exhortación a la Junta Central Electoral y al Congreso Nacional sobre los nombres propios en República Dominicana.

Autor. Lic. Luis Columna Solano/Politólogo.


Según la Constitución de la República, sólo tienen iniciativa parlamentaria el presidente de la República, los senadores y diputados, la Junta Central Electoral en materia electoral y registro civil y la Suprema Corte de Justicia en materia judicial.

En tal sentido, entiendo que el Congreso Nacional (CN) y la Junta Central Electoral (JCE) al margen del debate por la reelección presidencial o tras el paso de la organización del proceso electoral del 17 de mayo 2020, deberían ponerse las pilas, como decimos popularmente, en relación a la regulación de los nombres que les son impuestos a nuestros menores desde su nacimiento, dado que resulta penoso y porqué no decirlo, motivo de vergüenza, que por acción u omisión, una persona debe llevar a sus espaldas el peso del nombre o nombres que sean imposibles, o risibles y hasta ofensivos, solo por la ignorancia de sus progenitores o simplemente por razones de un transculturalismo que muchas veces es negativo.

No es que el oficial del Estado Civil sea quien determine el nombre o nombres a designar a una persona, pero es necesario que debe de buscarse alguna fórmula que se ajuste a la Ley vigente. Sabemos casos de personas que se muestran y mayormente con razón, renuentes a utilizar el nombre que le ha sido legalmente adjudicado por sus padres.

Tengo la experiencia personal de un apreciado amigo, al que le fue puesto el nombre de un marinero japonés amigo del padre, al cual, además como tercero, se le adjudicó el nombre del barco en el cual navegaba. A día de hoy, este amigo sigue arrastrando aquel nombre el cual desentona bastante con su apellido; imagínese llamarse - Yugosi Maru Maru Brazoban Hernández-, es para vivir toda la vida incómodo y ocultándolo.

La población en general, salvo el caso de abogados o afectados, desconocen la traumatizante gestión que hay que agotar según la Ley para desprenderse de esas legales identificaciones, son trámites largos y desesperantes. Lo vemos a diario en los consulados y oficialías civiles.

Otro aspecto que debe ser regulado por el Congreso Nacional y la Junta Central Electoral es la utilización de tres y más nombres en las declaraciones y partidas de nacimiento, pues se dan casos, que cuando estas personas tienen que obtener documentos como pasaportes, las sofisticadas libretas existentes no aceptan la cantidad de palabras “legales” y el interesado puede tener problemas de identificación en cualquier parte del mundo.

Imagínese de qué manera se le expida un pasaporte a una persona que tenga como nombre legal por ejemplo, Maritza Agustina del Corazón de Jesús Martínez Domínguez?, necesariamente hay que mutilar a esta ciudadana o en su defecto, incluir en el documento la aclaración pertinente. Creemos, que nuestros encargados de hacer las leyes deben ponerles atención a estas pequeñas cosas ya que cuando se presentan problemas, el ciudadano pierde tiempo y dinero.




martes, 9 de julio de 2019

Máxima cautela: Danilo y Leonel, aún a tiempo para negociar Autor. Lic. Luis Columna Solano/ Politólogo.

Máxima cautela: Danilo y Leonel, aún a tiempo para negociar
Autor. Lic. Luis Columna Solano/ Politólogo. 
Desde la desafortunada militarización del Congreso Nacional el pasado lunes 24 de junio y los  lamentables acontecimientos que allí ocurrieron, el tema político nacional y, en específico, la litis interna en el PLD, se ha agudizado, más aún con la nota de prensa que ayer hicieron varios miembros del Comité Político, encabezada por el Secretario General de esa organización.

En la actualidad hay mucha gente trabajando para que el impasse sea superado, sin embargo, otros se frotan las manos, pues ven, a corto plazo, un PLD en la oposición, al puro estilo del PRD en los años ochenta, cuando en ese partido reinaba el caos, la indisciplina y la anarquía.

También hay mucha gente al lado de cada líder presionando para provocar una situación in extremis, dado que esta semana es crucial para forzar un entendimiento entre ambos líderes. El precandidato Juan Temístocles Montás ha dicho, con cierta razón, que si de parte del gobierno se presenta el proyecto de reforma constitucional en el Congreso Nacional, ese hecho justificaría la división inminente del partido oficial. La cuestión es que no hay proyecto político viable con las siglas del PLD, sin esa unidad; si se divide, su sentencia sería la “crónica de una muerte anunciada”.

Quizás algunos de los colaboradores del presidente Medina les han manifestado que si Leonel se va a otra parcela, él ganaría como quiera; y eso no es cierto, al menos de cara al 2020. Igualmente, algún colaborador del presidente Fernández le ha dicho que un duelo a muerte con el gobierno, en este momento, le garantiza la candidatura. Es posible que así sea, pero no lograría gobernar, y todo esto se traduce en que no hay Leonel 2020 sin Danilo, ni Danilo 2020 sin Leonel.

El sentido de la historia muchas veces aconseja que lo mejor es hacer tienda aparte, o simplemente romper desde adentro, aplicando el poder por el poder. Otras veces aconseja todo lo contrario, pero la cuestión en este asunto es que uno y otro conocen y saben cómo se ejerce el poder. Todo aquel que ha sido primer mandatario mantiene cierta influencia y cosecha lealtades,  así como también cobra favores. En consecuencia, y al calor del momento histórico que vive el país con sus desafíos nacionales e internacionales, lo que menos conviene es un resquebrajamiento del sistema político y democrático.

En el caso hipotético de que el presidente Medina muestre interés en avanzar en la dirección de una segunda reforma constitucional consecutiva para continuar en el poder, no dejaría de ser un hecho sin precedentes en los anales de la historia política dominicana, ya que, de los 57 presidentes de la República, ninguno ha logrado tal propósito. Eso sin dejar de mencionar que más de uno pudo gobernar en democracia entre 3 y 7 períodos, incluyendo a Leonel. 

Si el presidente Medina, quien actualmente controlar las estructuras de la cúpula del PLD  (Comité Central y Político), lograse conseguir los votos necesarios para modificar la Constitución, a pesar de la resistencia de sectores de la vida nacional, e incluyendo una parte de su partido, este hecho traería al traste inmediatos problemas internos, no sólo al partido oficial, sino también a los partidos  Revolucionario Moderno (PRM) y Reformista Social Cristiano (PRSC), es decir, un nuevo orden en el sistema de partido político, a escasos trece meses de la celebración de las elecciones.

Igualmente, si Leonel Fernández, quien controla los organismos medios, intermedios y de base del partido, entiéndase: comités provinciales, municipales, de circunscripciones en el Distrito Nacional, direcciones medias y seccionales del exterior,  rompe el equilibrio del PLD y se fuera del mismo, claro está que no lo haría con las manos vacías. Leonel no es Juan Bosch; éste se llevaría, aún fuera del poder, medio o un tercio del Comité Central y dejaría con apenas bases a una organización que tiene casi 20 años de ejercicio gubernamental, 16 de ellos consecutivos, lo que significa que ambos titanes aún no están en condición de separarse.

Si la lucha de poder lleva al PLD a la oposición, esta organización estaría llamada a desaparecer, convertida en una federación de grupúsculos que apenas lograrían un titular en las primeras páginas de los periódicos. Jamás una reunión del Comité Político tendría relevancia ante la opinión pública y entonces será “sólo el llorar y crujir de dientes”, pero sólo para los peledeístas y aliados.