Reflexiones sobre
la crisis en Venezuela.
Autor. Lic. Luis Columna Solano.
Son muchas las noticias y los cables
internacionales que a diario versan con el tema de la crisis política que
atraviesa la República Bolivariana de Venezuela y mucho me temo que algunos
medios de comunicación, organismos internacionales y gobiernos extranjeros, no
tiene plena conciencia de qué es en realidad, lo que está ocurriendo en el país
sudamericano.
También destacar que algunos de los
actores señalados en el párrafo anterior, si lo saben, porque basan sus
actuaciones en complacencia con sectores de poder a los cuales les interesa un
cambio político, más que social en Venezuela.
Lo primero que debemos saber para luego
comprender, es la razón del por qué una crisis económica, se traduce en
crisis social y luego en política. Las ciencias económicas reflejan en su
manual que cuando la economía de un país anda bien, las revueltas sociales, no
llegan a convertirse en crisis política, porque a la gente en términos
generales lo que les interesa es la paz y la confianza que le genera la
estabilidad económica, traducida en empleos, servicios públicos y
abastecimiento.
En cambio, cuando la crisis es
financiera, esta trae consigo el mal humor de una parte muy significante de
la ciudadanía, la cual a falta de aquellos beneficios directos que les
trae la estabilidad cambiaria y financiera, puede perfectamente degenerar en
situaciones de desobediencia civil y desconocimiento del orden institucional.
En Venezuela los sectores poderosos
incrustados en la clase alta y amparada en la propiedad privada, son conscientes
de lo antes expuesto, razón por lo que sometieron al pueblo venezolano, a un proceso
de desabastecimiento a gran escala de los principales artículos de primera necesidad o básicos de la canasta familiar, entre ellos
material sanitario, medicamentos y alimentos. Esa estrategia inhumana, buscaba
minar la base social que el gobierno revolucionario del fallecido presidente
Hugo Chávez Frías logró en el seno de un pueblo que por décadas, había sido
abandonado por su clase política.
Esos sectores de poder siempre fueron y
son conscientes que la capacidad del Estado y de cualquier gobierno, es
limitada en cierto sentido, pues el rol de un gobierno según la teoría del Estado
moderno, es la de moderar de su sector productivo nacional, dado que el
Estado, nunca ha sido buen administrador. He aquí la base del problema que ahora
internacionalizado, conocemos como “Crisis política en Venezuela”.
Aquellos sectores poderosos residíos de
los partidos Acción Democrática y Acción Nacional, este ultimo también
llamado Comité de Organización Popular Electoral Independiente (COPEI), tras
perder la batalla y la esperanza de retornar al poder por la vía electoral
contra el chavismo, optaron por el camino de la insurrección popular y para
ello fue empleada la estrategia de desabastecimiento de productos básicos como
punto inicial.
A todo esto viene la repuesta del
gobierno del heredero político de Hugo Chávez y presidente actual Nicolás
Maduro, a quien algunos intelectuales acusan de ser el jefe de Estado más
inmaduro. Es posible que Maduro no haya llenado todas las expectativas como
sucesor de Chávez, pero desde luego, no es un ignorante al que la falta valor,
capacidad y coraje para defender su gobierno y la revolución
socialista/chavista.
Desde que su victoria fuera tan cerrada
ante el candidato de la oposición y gobernador del Estado de Miranda Enrique
Capriles, el presidente de Venezuela ha enfrentado la más feroz oposición, al
punto de que la oposición unificada en la Mesa de Unidad Democrática, tras
ganar ampliamente las elecciones de medio término (Asamblea Nacional), en vez
de empezar a trabajar y controlar al gobierno desde las instituciones,
eligieron la vía de exigirle un referéndum revocatorio a su mandado
presidencial, lo que sumado a la ya existente crisis económica y social, dio
paso a un enfrentamiento de poderes públicos, concluyendo en la actualidad, con
una Venezuela sumida en una aguda crisis política.
A tal propósito, la Organización de
Estados Americanos (OEA) con sede en Washington, designó una comisión de tres
ex presidentes, dos latinoamericanos y un español, para mediar entre el
gobierno y la oposición agrupada en la “Mesa de Unidad Democrática”. Esas
personalidades son José Luis Rodríguez Zapatero, ex presidente del gobierno
Español, Leonel Fernández, ex presidente de República Dominicana y Omar Torrijos, ex presidente de Panamá.
Dicho comisión ha hecho ingentes esfuerzos
por acercar posiciones entre gobierno y oposición, sin embargo esas gestiones
han sido infructuosas, dado la intransigencia de los opositores, quienes en
todo momento han optado por levantarse de la mesa de negociación. Un comportamiento
que deja claro que la intención no es otra, que desconocer el gobierno.
Todo esto acompañado de una gran campaña
de descredito internacional del gobierno donde el presidente Nicolás Maduro es señalado
como un dictador que vulnera derechos civiles y altera la democracia. En tal
sentido vemos como por ejemplo en gobierno español pide encabezar ente la Unión
Europea las sanciones que Bruselas (gobierno comunitario) está estudiando
aplicar a Venezuela.
Por otro lado, los Estados Unidos de Norteamérica
han patrocinado la acción directa de un determinado número de países latinos
para que sus respectivos gobiernos, desconozcan la elección de la Asamblea
Nacional Constituyente que recientemente ha elegido el pueblo venezolano como
repuesta al acoso de la oposición, quienes como hemos dicho antes, controlaba
el Parlamento y ha mantenido el país en protesta permanente durante los últimos
tres meses y un resultado de varias decenas de muertos.
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