La
soledad el poder.
Autor. Lic. Luis Columna
Solano/ Politólogo.
Todos los políticos activos que han
cosechado éxito, temen al síndrome de “la soledad del poder”, máxime en
aquellos países tercermundistas donde la figura del Jefe de Estado, de Gobierno
o Primer Ministro, es casi comparable con el omnipotente.
En República Dominicana la situación no
puede ser la excepción a la regla. Empezando por la primera magistratura del
Estado, pasando por los ministros, congresistas, jueces de las distintas cortes
e instancias, altos mandos milítales y policiales, alcaldes y regidores
municipales, todos se vacunan ante el inminente virus que tarde o temprano
llegará salvo muy pocas excepciones que responde al nombre de: “la soledad del
poder”
Algunos hasta prefieren morir en el
poder y otros, no le gusta ni dormir. Cuenta la letanía popular; que un ex jefe
de Estado dominicano, expresó en círculo cerrado, que no le gustaba dormir,
porque en ese periodo de tiempo, no era presidente y que por ende, no firmaba
decretos.
Partiendo de este planteamiento, se
puede entender las razones que llevan a un político que ha cosechado algún tipo
de éxito, intentar retrasar en el tiempo su salida del poder. El
poder es una condición que te garantiza respecto, privilegios y el anhelado
lambonismo, expresión popular de la terminología dominicana que define un método
de alcanzar objetivos y metas en la vida, como un lamentable mecanismo de
movilidad social.
El político dominicano no importa el
nivel de jerarquía que obtente en el tren del Estado, le gusta que le abran la
puerta, que le sigan, que le pidan, que le supliquen, para entonces, ofrecer y
prometer soluciones utópicas, aunque algunas realizables.
Cuando el poder se aleja de ti, aunque
tengas dinero, puedes llegar a sentirte mal, pobre, miserable, desnutrido, no
duermes, piensa que estas sin brillo.
Incluso algunos dicen que hasta la relación de pareja se enfrían y es que el
poder muchas veces no es dinero. Es algo más que eso. Es aquella condición
social vinculada a la soberanía que da el estado, en nombre del pueblo. Unas condiciones
favorables, que si no tienes la cabeza bien poblada, puedes hacerte sentir más
arriba que tus iguales y sufrir de crisis de percepción de la realidad.
Recuerdo que el 27 de febrero del año
1998, el entonces presidente de la República Dominicana, doctor Leonel Antonio
Fernández, anunció al país ante la Asamblea Nacional, que no buscaría una
eventual reforma constitucional para viabilizar su reelección más allá del año
2000 y la consecuencia de aquel hecho, fue un alejamiento parcial de los
principales dirigentes de su partido y altos funcionarios de su gobierno, quienes guiados por la miel del
poder, inmediatamente fijaron sus intereses detrás de las figuras del actual
presidente Licenciado Danilo Medina Sánchez, otrora Secretario de Estado de la
Presidencia y el entonces Vicepresidente de la República, doctor Jaime David Fernández
Mirabal.
Mientras el jefe del Estado 1996/2000,
permanecía en su despacho del Palacio Nacional hasta las 8:00 pm, los citados
altos funcionarios se marchaban a las 5:00 pm detrás de los virtuales
precandidatos presidenciales. Es por ello, que los presidentes prefieren agotar
aquellos que llaman “plazos fatales”, como garantía de prolongar los efectos de
la Soledad del Poder.
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