sábado, 17 de marzo de 2018


Las Deportaciones en Caliente.

Autor: Lic. Luis Columna Solano. Politólogo.


De acuerdo a las disposiciones de la Convención de Viena de  1961 y 1963 que rigen las  relaciones diplomáticas y consulares entre los Estados, como sujeto por excelencia del Derecho Internacional, cada país es responsable de implementar su política de inmigración conforme su legislación interna, sin violentar los lineamientos generales emanados por la Corte Internacional de los Derechos Humanos.


Cuando un ciudadano de un país, entre en otro de forma irregular, violentando la Ley de extranjería vigente del país receptor, este último tendrá legítimo derecho a repatriarlo a su país de origen, pero respetando todo un protocolo de actuación que empieza con su detención, identificación, notificación a su representación diplomática o consular acreditada en el país y entonces, es cuando se  proceder a su expulsión temporal o definitiva del territorio nacional.

Hay países como España que tienen impreso en su Ley de extranjería,  41 días como el tiempo máximo  del que disponen las autoridades policiales una vez detenido un extranjero en situación irregular, hasta finalmente proceder a su expulsión. Si pasado este tiempo, no es capaz de completar todo lo expuesto en el párrafo anterior, tiene que dejarlo en libertad.
En República Dominicana en estos momentos se está llevando a cabo una cantidad enorme de deportaciones de extranjeros en situación irregular, siendo el país más afectado, la República de Haití, por ser el que más ciudadanos indocumentados tiene. Según informaciones publicadas en los periódicos nacionales, solo la semana pasada, se deportaron casi tres mil ciudadanos haitianos.

En ese mismo tenor, el  Gobierno dominicano está ejerciendo un derecho soberano y para evitar las críticas de  Organismos Internacionales que trabajan con los derechos humanos, está haciendo las deportaciones respetando todos los requisitos exigibles y por vía de consecuencias, evitar críticas infundadas como la de xenófobos y racismo.


Si no fuera por el respeto irrestricto a este protocolo, las deportaciones serian en caliente, figura que se le aplica por ejemplo, a coger un extranjero que cruce la frontera y a punta de lanza o pistola, exigirle cruzarle de nuevo hacia atrás, ignorando todo lo antes dicho.
La clave del éxito de la nueva política migratoria anunciada por el presidente dominicano Danilo Medina, en su discurso de Rendición de Cuentas el 27 de febrero pasado, tendrán su mayor éxito en la prevención del delito, no solo en la frontera terrestre con Haití, sino en la marítima, aduanera y aérea.  

Por la organización de aquellos países llamados civilizados, industrializados o del primer mundo, es fácil para el Estado Dominicano y sus autoridades identificar a un nacional europeo, japonés, canadiense o estadounidense, que los hay ilegales aunque en menor cuantía, sin embargo, no pasa lo mismo con un ciudadano haitiano, a consecuencia de las debilidades de las instituciones de aquel país, respecto a la organización de su población y su correspondiente registro civil.

Más del 60% de los ciudadanos haitianos que cruzan la frontera hacia dominicana, no tienen acta de nacimiento, ni un pasaporte que  permita a las autoridades dominicanas identificarlo, razón que dificulta su posterior notificación a las autoridades consulares haitianas en Santo Domingo. Es la razón que explica la cantidad enorme de nacionales haitianos por las calles del país, sin que este pueda hacer mucho para evitarlo, uno vez hayan entrado. Por eso reiteramos que la clave del éxito, está en impedir que sigan entrando, más que en deportarlos.

Como se puede apreciar, no es tan fácil exigir al Gobierno la devolución inmediata de más de un millón de haitianos ilegales, como exigen algunos sectores de la sociedad que hacen opinión pública.  En tal sentido, es importante que los directores de medios de comunicación, así como los ciudadanos que manejan las redes sociales y aquellos que tiene el privilegio de usar un micrófono radial o televisivo,  hagan conciencia de esta situación y que comprendan que la diplomacia, es el arte de resolver conflictos sociales, sin necesidad de usar las armas o cualquier tipo de violencia.

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